martes, 13 de mayo de 2008

Mayo del 68

40 años desde aquel mayo francés. Como dice la canción ¡como hemos cambiado!.

Ya poco queda de aquella idea romántica de igualdad y un mundo mejor alejado del acomodaticio y aseado bienestar pequeñoburgués. Lejos queda la lucha de clases y el libro rojo de Marx bajo el brazo.


¿Qué ocurrió con la utopía?


Como todas las cosas en la vida o evolucionas o desapareces. Y el socialismo, tal como lo entendieron sus teóricos allá por el siglo XIX, desapareció -o mejor dicho empezó a desaparecer- con el Mayo del 68. El comunismo comenzó, a partir de entonces, a revelarse para los románticos del oeste como algo no tan maravilloso y paradisiaco como pensaban los intelectuales y pensadores de izquierdas que anhelaban un mundo más igualitario. Más al contrario la fría realidad de la naturaleza humana empezaba a enseñarnos como un sistema, el soviético, que había nacido como la revolución del pueblo y para el pueblo se había tornado en tiranizante, opresor e igualador en la pobreza.
¿En qué derivó esto?

Desde principios de los años 70 los partidos de izquierdas en occidente fueron paulatinamente modificando su credo ideológico y adaptándolo a un modelo de economía capitalista en el cual había ciertas bases abiertamente liberales -y que son directamente incompatibles con la teoría Marxista- que hubo que aceptar: derecho y respeto máximo a la propiedad privada, un sistema económico en el que prevalece el derecho y las capacidades individuales como motor de enriquecimiento colectivo, el estado para el hombre y no el hombre para el estado...
Todo esto, en definitiva, condujo a los partidos de izquierdas a acuñar lo que hoy en día conocemos como socialdemocracia. Un modelo que no dista en exceso, al menos desde el punto de vista económico, de los partidos liberales y conservadores actuales. La diferencia está en el matiz de las políticas sociales. Nadie pone en duda actualmente que un país moderno y desarrollado ha de tener un sector empresarial fuerte, competitivo e innovador y que para ello el estado ha de dar las facilidades necesarias para que los que tienen el capital físico y humano lo inviertan y desarrollen. Pero en contrapartida una sociedad que quiera ser también moderna y desarrollada ha de dotar a sus ciudadanos de un amplio rango de garantías sociales que garanticen su bienestar. Por lo tanto ambas circunstancias tienen que coexistir en un equilibrio no siempre fácil de establecer.
Por lo tanto, viendo la situación actual de los países occidentales -a los que definimos como estados del bienestar- podemos decir -en contraposición con el cuasi-desaparecido modelo comunista- que el modelo capitalista-liberal es el socioeconómicamente perfecto...
Lo veremos en el siguiente post _____________ saludos.


No hay comentarios: